Breaking

martes, 7 de febrero de 2023

Bard la nueva IA de Google compite con ChatGPT

Bard la nueva IA de Google compite con ChatGPT



Sundar Pichai, CEO de Google y la empresa matriz Alphabet, dijo en una publicación de blog que Bard se abrirá a "probadores de confianza" a partir de este lunes, con planes para ponerlo a disposición del público "en las próximas semanas".


La herramienta, que por el momento está en fase de pruebas, tiene un funcionamiento muy similar al de ChatGPT, aunque sus impulsores dicen que es más potente y fiable. “Bard toma información de internet y la emplea para ofrecer respuestas actuales y de alta calidad. Puede servir para saciar la curiosidad o para dar rienda suelta a la creatividad. Puede emplearse para explicarle a un niño de 9 años los últimos descubrimientos del telescopio espacial James Webb o para aprender cosas sobre los mejores goleadores del panorama futbolístico actual y crear después rutinas de entrenamiento que te ayuden a mejorar tus habilidades”, explicó ayer el consejero delegado de la compañía, Sundar Pichai, en un comunicado.



Esta IA del gigante del buscador está basada en LaMDA, un potente modelo de lenguaje experimental diseñado por Google específicamente para aplicaciones de diálogo. Este modelo llevaba un tiempo en fase de pruebas muy cerrada, ya que solo unas pocas personas podían acceder a ella.


La primera versión de Bard necesitará un tamaño pequeño de bytes, para adaptarse a computadoras de menor capacidad, mientras Google consigue ir aumentando el "feedback" (información de retorno) que le permitirá ampliarlo a nuevos tipos de usuarios, con necesidades más potentes.



Este proceso gradual hará que Bard vaya ganando velocidad y calidad, explica la nota. En ningún momento se hace mención a la competencia, pero los analistas subrayan que el nuevo chat de Google es evidentemente la respuesta del gigante tecnológico a su gran competidor, Microsoft, que está viendo cómo crece en popularidad y versatilidad el ChatGPT desarrollado junto a la firma OpenAI, del que ya se discute incluso su potencial (pero también sus límites éticos) para propósitos educativos en centros escolares y universitarios.